En un estudio realizado en los Estados Unidos, se demostró que el cariño y apego entre los bebés y los niños con sus padres y la calidad de esas relaciones, es determinante en que el adulto sea o no agresivo en un futuro.

El Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal comparte esta investigación y afirma que es importante y necesario considerar las circunstancias psicosociales y las habilidades parentales de los padres.

Sin embargo, los especialistas del Instituto Europeo afirman que además hay otras variables que determinan su comportamiento y aprendizaje. Es determinante también, la influencia que puedan tener estos factores en el desarrollo futuro del niño, además de las condiciones y cultura de la crianza de los padres, tal como lo menciona el estudio.

No obstante, en la sociedad estadounidense, existen agentes muy específicos que no permiten que se establezcan estos vínculos afectivos. A pesar de que son trascendentales y determinantes en las primeras etapas de la vida del recién nacido y del niño para el desarrollo de su personalidad.

Considera el Instituto Europeo, que uno de los principales agentes intrínsecos es que la madre debe regresar al trabajo dos semanas después del parto. Este factor limita la lactancia materna. De esta manera se entorpece el buen vínculo de apego seguro, tal como lo denominan los psicólogos, que se logra al amamantar. 

El otro factor determinante es el sistema de atención al parto hipermedicalizado que allí se mantiene. Este factor también es influyente y contribuye a dificultar los procesos neuroendocrinos.

¿Qué produce la falta de apego seguro en el niño?

Un estudio publicado por Sutton Trust Instituto (Londres), realizado con 14.000 niños estadounidenses, demostró que el 40% de ellos están carentes de apego seguro. No tienen un vínculo emocional fuerte con sus padres, lo cual es determinante para su desarrollo psicosocial.

En consecuencia, estos niños tienen mayores posibilidades de que presenten problemas de conducta y en el aprendizaje. Los niños con falta de apego tienen también mayores posibilidades de desarrollar un lenguaje pobre. Además tienen un comportamiento inmaduro antes de entrar a los estudios de escolaridad.

En consecuencia, esta falta de apego que permanece durante el resto de la vida del niño, se manifiesta regularmente en el aumento de la tasa de abandono escolar. En el estudio realizado se demostró que del 40% de los niños que carecen de este vínculo, el 25% no acude a sus padres cuando están irritados y molestos.  Ellos ya saben que serán ignorados, que sus necesidades no serán atendidas. El 15% restante, se resiste a la asistencia de sus padres ya que les causan intranquilidad o ansiedad.

Por otro lado, se demostró que los niños menores de tres años, que no formaron apego seguro o vínculos fuertes con ambos padres, presentan mayor posibilidad de formar una personalidad  agresiva. Igualmente serán hiperactivos y fanfarrones en la adultez. Los estudios fueron demostrados por los investigadores.

Cabe destacar que Sutton Trust Instituto en Londres, ha publicado gran cantidad de artículos relacionados con educación. Además, ha realizado investigaciones en las Universidades de Princeton y Columbia, la Universidad de Bristol entre otras instituciones de prestigio. Esto da garantía y respaldo a la publicación analizada.

¿Por qué es importante el vínculo del apego seguro?

Es importante destacar que los vínculos de apego seguro se forman cuando los padres responden a las necesidades tanto físicas como afectivas de los niños. Cuando les dan cuidado temprano y los abrazan y consuelan cuando lloran. Estas acciones les dan confianza y les enseña a manejar su conducta y emociones. Consideran a sus padres personas confiables para consolarlos.

Estas investigaciones son afirmadas por Sophie Moullin, quien trabaja en el Departamento de Sociología de Princeton y la Population Research Office de la Escuela de Asuntos Públicos e Internacionales Woodrow Wilson. Igualmente, considera la doctora que estos vínculos forman la base para que los niños prosperen. No solamente en el aspecto emocional sino en todos los sentidos y etapas de su vida.

El análisis realizado por los investigadores indica que solo el 60% de los niños desarrollan apego con ambos padres. Este vínculo se forma cuando los padres  responden a sus necesidades y al estar en contacto con ellos para darle cariño y afecto. Todos estos actos dan base al desarrollo social y emocional del niño y fortifica su desarrollo cognoscitivo. 

En el futuro hay mayores probabilidades que los niños que han crecido con apego y vínculo con sus padres, sean personas más resilientes. Por lo tanto, serán más fuertes ante condiciones adversas como  el estrés, la inestabilidad familiar o la depresión.

Es también importante señalar que niños que crecen en la pobreza, pero sin embargo poseen vínculos sólidos con sus padres, tienen menores probabilidades (2,5 veces menos) de presentar problemas de conducta en la escuela.

Al contrario, de los niños que crecen en pobreza y además tienen un apego inseguro y el cuidado de sus padres es pobre o deficiente, antes de los cuatro años de edad se pronosticó  que no terminarían la escuela.

En relación a estos estudios, la profesora de psicología Susan Campbell, en la Universidad de Pittsburgh, dijo que los vínculos inseguros se forman cuando las personas que cuidan a los niños, no conocen las señales sociales de sus bebés. En especial, cuando los llantos de los bebés son de angustia o de dolor.

Cuando los bebés aprenden temprano a que sus llantos serán atendidos, entonces aprenden que sus necesidades también serán satisfechas. Por lo tanto, es probable que formen un vínculo seguro con sus padres o con sus cuidadores.

Generalmente cuando los padres o cuidadores se abruman con sus propios problemas, no atienden al niño como debe ser y estos aprenden que ese ambiente no es seguro para ellos. Es posible entonces que sientan frustrados, tímidos o desubicados.

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