La palabra cáncer representa un término que actualmente es bastante común y con el cual se representan aquellas enfermedades en las que células anormales se dividen descontroladamente y pueden invadir otros tejidos. Esta diversidad de enfermedades son producto de un cumulo de factores genéticos y ambientales. Las incidencias señalan que alrededor de un 30% de todas las muertes por cáncer se encuentran vinculadas a una nutrición deficiente incluyendo un estilo de vida poco saludable.
Hoy en día han emergido diferentes debates y una cantidad de controversia referente al consumo de lácteos, especialmente en adultos. Las investigaciones apuntan hacia dos escenarios totalmente opuestos. Como escenario número 1, que supone que el consumo de leche y sus derivados se han relacionado con una considerable disminución en el riesgo de cáncer colorectal, no obstante el escenario número 2, se trata de la vinculación de un aumento en el riesgo de cáncer, específicamente de mama y de próstata.
Un consumo elevado de lácteos puede ir acompañado de implicaciones como ser un aumento en el consumo de grasa, específicamente la grasa saturada, dicha grasa se ha llegado a asociar con un aumento en el riesgo de cáncer de mama, razón por la cual se recomienda en primera instancia siempre la elección de lácteos descremados.
Por otra parte, los productos lácteos probablemente podrían ser portadores de contaminantes y pesticidas, tales componentes son particularmente carcinogénicos.
La leche y sus derivados además pueden ser portadores de componentes como ser el del factor de crecimiento similar a la insulina 1 (IGF-1, por sus siglas en inglés) que ha revelado ser promotor del crecimiento de las células de cáncer de mama.
Entre tanto, el calcio, la vitamina D y el ácido linoleico en combinación, contenidos en los productos lácteos, se han vinculado con una disminución considerable del riesgo de cáncer de mama.
La vitamina D y el calcio, tras estudios han revelado contener un efecto anti – carcinogénico. Es fundamental mencionar que los productos lácteos se caracterizan por ser una excelente fuente de calcio y una importante fuente de vitamina D, esto en diversas poblaciones donde la leche es fortificada a través de dicha vitamina. La forma activa de la vitamina D, la 1,25-dihidroxivitamina D, tiene implicaciones en una diversidad de procesos asociados con el crecimiento y el desarrollo celular. En el tejido mamario normal, las concentraciones de 1,25-dihidroxivitamina D se encuentran elevadas en el periodo del embarazo y también durante la lactancia, lo que sugiere el papel de la vitamina en la diferenciación de la glándula mamaria.
Los diferentes modelos y comportamientos de alimentación en las personas, vinculadas con las incidencias de cáncer en dimensiones mundiales, concluyen que en la dieta se contienen diversos factores que pueden intervenir sobre el riesgo de cáncer. No obstante la evidencia epidemiológica no ha reflejado la existencia de una potencial vinculación.
Es fundamental considerar que el consumo de lácteos es una factor fundamental en la dieta humana, sin embargo hoy en día en el mercado se ofrece un diversidad de opciones para aquellas personas intolerantes a la lactosa o que sencillamente desean mantener una dieta vegana o libre de lácteos. Las leches de soya, almendras, arroz y avena se posicionan entre las mejores opciones, de tal manera el consumo de leche orgánica es deseable.
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